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En estos tiempos de disrupción, es importante entender que los nuevos liderazgos deben estar basados en la Percepción. Para poder explicar esto me referiré a los pensamientos de Otto Scharmer -muy en boga en estos días- y a los de Rafael Echeverría.
Otto Scharmer plantea que si no sentimos el futuro no podemos encarnarlo, y si no podemos encarnarlo no podemos hacer que otras personas se muevan en esa dirección. Hay que entender el liderazgo desde un punto de vista sistémico: es la capacidad de un sistema de percibir y dar forma al futuro.
Es un desafío desarrollar una nueva capacidad de aprender, no solo del pasado, sino mediante la percepción y materialización de las posibilidades emergentes futuras. Tener un pensamiento sistémico y conectar con nuestras fuentes de conocimiento internas.
La relación del líder con la sociedad es fundamental ya que en estos tiempos la especie humana está enfrentándose a problemas que nunca en su historia conoció. Según Otto Scharmer, el líder es quien debe intervenir y asumir el desafío de pensar en todos los componentes de la sociedad siempre cuestionándose si esto o aquello le incumbe, le compromete y le motiva pensando en el bienestar general. Si nos fijamos, los antiguos paradigmas empresariales tales como la jerarquía, unidad del mando o niveles de formalización se han ido reemplazando por niveles de conciencia respecto del ecosistema, entorno, equilibrios sociales, la dignificación e inclusión de las personas.
En mi publicación anterior desarrollé el concepto de los paradigmas en el desarrollo de la carrera profesional y allí menciono que lo importante es que los líderes flexibilicen sus posiciones y se adapten a los nuevos tiempos sin perder sus capacidades de mentores.
En los últimos 15 años observamos como las instituciones han fallado en un punto en común que es el destruir (no construir algo nuevo) como son los fundamentos del bienestar social, ecológico, económico y además espiritual. ¿ Que nos ha pasado y cuáles son los elementos que nos pueden dar una respuesta? ¿ Porque casi nada de lo que hacemos funciona?
Debemos saber qué es lo que hace falta y qué se necesita para enfrentar estas nuevas situaciones que lleven a tener colectivamente una nueva conciencia, un aprendizaje que funcione y un nuevo liderazgo tal como señala Otto Scharmer en su Teoría de la U, quien reflexiona respecto de estos elementos y nos invita a un cambio bastante radical para mejorar.
A la gran mayoría de las respuestas que generamos a nuestros problemas, no solo no respondemos adecuadamente, sino que además son respuestas que no son bien recibidas. ¿Existe algún comportamiento, paradigma, actitud que nos ligue a antiguos patrones de comportamiento y respuesta que no nos dejan evolucionar?, ¿qué es lo que nos está faltando al momento de tomar decisiones?, ¿dónde está esa variable que nosotros no percibimos y nuestros colaboradores sí lo hacen y les resta intensidad e incluso animadversión al momento de ejecutar las tareas encomendadas?, ¿qué les está faltando a los nuevos líderes?
Tal como lo decía Rafael Echeverría en su popular obra “Ontología del Lenguaje”, están ocurriendo cambios en casi todos los campos de la vida humana que a su vez tienen mucha conexión entre ellos. Necesitamos “la gestación de un nuevo observador de los fenómenos humanos”.
Si seguimos haciendo lo mismo, nada cambiará. Nuestro reto es determinar qué es lo que debemos cambiar como líderes para que funcione la labor encomendada. Debemos preguntarnos qué es lo que nos mueve como líderes y cuál es ese lugar interno desde donde parte nuestra intención, ¿realmente entendemos que somos seres que transmitimos lo que somos? Echeverría decía que la existencia humana reconoce tres dominios primarios; el cuerpo, la emocionalidad y el lenguaje relacionados entre ellos, como bases de la existencia humana. En este sentido la “Teoría de la U” es clara e indica la importancia de conectarnos con nuestro ser real y auténtico, que es la mejor parte de nuestro “yo”, donde está el verdadero conocimiento e inspiración. Hoy en día este punto es desconocido para muchos y es clave a la hora de emprender un proyecto en donde el liderazgo es la principal variable de éxito.
Debemos reinventarnos y no dudar al momento de cambiar esos antiguos paradigmas de liderazgo y entender que no nos escucharán si no somos auténticos y empatizamos con los demás. Aparte de hacer un cambio personal debemos hacer trabajos grupales y con la capacitación y el apoyo adecuado generar un cambio sacando lo mejor de cada uno y lo mejor de la interacción grupal o trabajo en equipo. Es alucinante ver cómo se crea lo nuevo y cómo va funcionando y mejorando lo que estaba hecho. Cuando nos redescubrimos y nos comprendemos, nos damos cuenta de lo necesario que era.
Debemos reconocer que la capacidad colectiva es un fenómeno que requiere líderes adecuados, una conciencia de nuestra realidad nueva y una forma de enfrentar los problemas diferente. Los líderes deben entender que deben conocer lo que ellos son y cuál es su propósito interno desde el cual operan y transmitirlo al resto del grupo. Cada situación que se plantea en la vida empresarial exige una atención especial y posiblemente única.
Según Scharmer, el liderazgo es “la capacidad de un sistema de sentir y dar forma al futuro, de adentrarse en territorios desconocidos”. Este tipo de liderazgo hoy en día es muy difícil de hallar y es el que necesitamos más que nunca para ser exitosos.
Bill O’Brien decía que el éxito de una intervención depende de la condición interior de quien la realiza. Esto significa que el éxito no solo depende de lo que hago, sino que depende del lugar interior desde el cual se opera. La calidad de mi presencia, la calidad de mi atención, la calidad de mi capacidad de escuchar, cómo me muestro en esa situación, es lo que marca la diferencia.
Por su parte, Echeverría indica que el fenómeno del liderazgo arroja luces sobre la capacidad humana de intervenir en el diseño de nuestros entornos sociales y al hacerlo, se interviene en el diseño de muchos otros individuos. Señala además que el liderazgo está basado en un conjunto de capacidades lingüísticas determinadas. Es una de las más claras manifestaciones de la capacidad generativa del lenguaje.
El líder actual debe enfocarse en ayudar a la organización a auto-observarse, es similar a la labor del psicólogo en un tratamiento, solo que un tanto más complicado. Por lo mismo, el líder debe ensayar y conocer el proceso reconociendo cada estado de desarrollo del grupo sabiendo cuándo debe o no intervenir. En especial preocuparse de todos sus stakeholders de modo de generar un estado equilibrado de relaciones con ellos.
Es muy interesante la posición de Echeverría en esta materia ya que considera que los estados de ánimo de la sociedad son los que determinan las comunidades a las que pertenecen dado que son altamente contagiosos, pero a su vez se produce el hecho contrario de que el individuo determina el estado de ánimo de la comunidad y aquí entra la función del liderazgo, ya que al final él es el desencadenante del estado de ánimo social.
Los líderes generan nuevos horizontes de posibilidades para sus comunidades y las nuevas acciones que se hacen posibles. Esto se puede llevar a cualquier comunidad desde una empresa, un equipo deportivo o un país, de ahí la responsabilidad de los líderes en la sociedad, ya que de ellos depende el resto de la gente que los sigue y los complementa.
Son tres las capacidades del nuevo liderazgo basado en la Percepción que debemos desarrollar:
Mente Abierta (curiosidad)
Corazón Abierto (compasión, empatía) y
Voluntad Abierta (valor)
Debemos entender que los procedimientos y formas de hacer las cosas heredadas fueron un esfuerzo válido y funcionaron en otro momento, considerando otras realidades. Ahora, para que las cosas pasen, debemos pensar diferente, entender que ya no hay tiempo para burocratizar y formalizar demasiado la toma de decisiones. Es necesario empezar a confiar en el ser humano y su capacidad creativa y resolutiva. La sociedad ha adquirido enormes dimensiones e intereses que no fueron considerados por nadie en el siglo pasado, lo que nos obliga a actuar diferente y creer que las cosas saldrán mejor si confiamos en nosotros.
Marisol Sánchez M.Principal - Page Executive
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